lunes, 2 de enero de 2012

UN DÍA DE GRACIA

Saponificando las grasas
JOSÉ MORENO LOSADA.
Hoy ha sido un día de gracia, sí de esos de “propina” que dice mi madre, y no tanto por las horas de la jornada que han estado cifradas y marcadas como todos los días, sino por la gracia de su contenido; un día de sol espléndido hacía que al salir de casa y encaminarme por la carretera fuera a una velocidad tan tranquila que en alguna línea continua, cuando me he dado cuenta, he pensado que estaba molestando a los que me seguían, aunque creo que estaban tan seducidos como yo al mirar las encinas taladas, con su leña en el suelo, la viñas ya podadas, los árboles frutales queriendo alumbrar la vida que se gesta en el interior salvándose del frío, los sembrados estallando en su verde primigenio y todo brillante y claro por un sol de primavera que se enseñoreaba en el invierno imponiéndose y no permitiendo la niebla de ningún modo. Todo un lujo de placer y de gracia. El camino era hacia un pueblecito, “San Rafael de Olivenza, donde viven Jesús y Angelines, hace unos días nos llegó la invitación a esta jornada, la excusa era la “saponificación de las grasas”, a hacer jabón en lenguaje de toda la vida, pero el ingeniero químico le da altura de ciencia al quehacer de lo diario. Lo habían dicho a bastantes y al final nos hemos podido juntar quince personas, unos ya conocidos y otros nos hemos conocido hoy. Todos tienen que ver con esta pareja y de algún modo todos tenemos que ver con todos, y a partir de ahora más, porque nos lavaremos con el mismo jabón y tendremos hasta el mismo olor. Cada uno aportábamos poca cosa: un litro de aceite usado, del inservible, y dos cajas de tetrabrik vacías para el laboratorio improvisado en el patio de la casa, que como la de todos los pueblos es amplio y acogedor, con pequeño huerto y todo.
Allí el lebrillo, sobre una mesa de laboratorio improvisada, con los aderezos propios para el quehacer transformador de las grasas insanas en jabón base, así como de uso cosmético : sosa caústica, aceite de coco y almendra dulce, cacao caducado. Los aceites habían ya pasado un proceso de transformación siendo purificados con carbono sacado de la chimenea que calienta la casa. A partir de ahí según llegábamos todos nos acercábamos a la pizarra explicativa de todas las teorías y de los pasos de los que íbamos a ser testigos y partícipes de algún modo, sobre todo con bromas y risas fruto de la ignorancia, y comenzamos a ver el proceso transformador: el color, el olor, y los cambios que iban produciendo hasta que se llegaba a ese producto que a base de materiales totalmente naturales mostraba ya belleza y atractivo, y con el que nos comenzaba a unir cierta familiaridad, y no sólo por ser testigos activos de su proceso y haber aportado el aceite usado de nuestras cocinas del cada día, sino porque el propio ambiente que se ha creado, totalmente gratuito , nos llenaba de paz y serenidad, así como descanso en medio de las tareas estresantes que en la vida diaria nos agotan y a veces nos agobian. El simple hecho de estar allí en esta actividad y en este encuentro sin otro interés que el encuentro, la paz, el descanso, la comunidad, la vida compartida y relajada, estaba transformando nuestra tensión en algo de disfrute y de sanación tranquila y amable entre amigos.
Tras el laboratorio, la comida compartida, la ensaladilla de Angelines, así como las carnes que hechas a la brasa, nos dan otro sabor y otro saber, es comer desde y para el encuentro, aquellos que los romanos llamaban “convivium”, vivir juntos, todo excusa para sólo eso, para la vida sin más aditamentos artificiales, todo natural.
Era como una preparación para el sentido de la Nochevieja y del Año nuevo:
o De lo viejo y lo inútil puede salir la vida. “Nada debe ser despreciado porque todo puede ser transformado y ser medicina aquello que enfermaba”.
o La purificación y la poda llevan a mejor vida. “La transformación para lo mejor y lo más bello, tiene un coste de entrega y de disciplina que duele pero acaba legrando el alma”.
o El crisol es difícil y lento pero acaba dando mejor color y mejor vida. “El crisol de la existencia se da en la propia vida, se trata de vivir todos los momentos en claves de la búsqueda sabiéndole sacar lo mejor a lo peor, y lo positivo a lo negativo”.
o La más importante es la base, eso es lo que limpia , purifica y sana. “Nada hay más importante que una relación constructiva, sana, auténtica, transparente, propositiva; sobre ella todo es posible, sin ella, todo acaba en nada”.
o La cosmética en la vida: adorna, anima, ilusiona, agrada, potencia… y cuesta tan poco: “Recobrar la ternura y la misericordia en la vida será el mejor lenitivo para una humanidad dolorida y desilusionada, unos en medio de la pobreza y otros en medio de la opulencia, porque no hay mejor camino para la riqueza que la generosidad y la gratuidad”.

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