jueves, 14 de abril de 2011

Jueves santo

Una Cosa por la que vale la pena vivir y morir: el amor

Son muchas las voces que en el mundo nos alertan sobre las situaciones de injusticia que los pobres están sufriendo a causa de un mundo rico que "pasamos" de ellos. son muchas las voces que nos advierten de los males que tal estado de cosas nos pueden acarrear. Son muchas las voces que nos hablan de una civilización del amor, de que otro mundo es posible y que hoy podemos acabar con el hambre en el mundo si queremos. Algunas de estas voces siguen apostando por la esperanza. Nosotros estamos entre ellas. Otras claman con indignación e impotencia ante la falta de voluntad para que las cosas cambien, mientras muchos inocentes mueren en sus brazos. Entre estas voces hay hombres y mujeres de la gestión pública, dirigentes de todas las religiones y ateos que apuestan por el hombre, generosos colaboradores y voluntarios de muchas instituciones, religiosas y misioneras abnegados, personas que empeñan sus vidas a favor de sus semejantes.
De estos testimonios recojo tres que, como tantos otros, dan que pensar y rezar. "En la gran parábola del Juicio final, el amor se convierte en el criterio para la decisión definitiva sobre la valoración positiva o negativa de una vida humana. Jesús se identifica con los pobres: los hambrientos y sedientos, los forasteros, los desnudos, enfermos o encarcelados" (Benedicto XVI).
El misionero de Hernani, Ángel Olaran, con una extensa labor humanitaria de más de cuarenta años en África, ha denunciado durante el acto en el que ha recibido la Medalla de Oro de Guipúzcoa 2010, "el abuso económico, social, cultural, político e incluso religioso del Primer Mundo sobre el Tercero: Visto desde el mundo enriquecido, se aplaude este tipo de servicio, pero desde el empobrecido, este aplauso puede llegar a producir náuseas. Una sociedad que se enriquece de los que no tienen que comer es diabólica. Por encima de los derechos básicos, nuestra ansia de poder material contribuye a este desequilibrio que mata, y esto sí que es un arma de destrucción masiva".
"Solo hay una cosa por la que vale la pena vivir: el amor; el amor a la mujer, a los amigos, a la familia, a tu trabajo... Todo lo demás es vanidad. No soy religioso. Lo que no quiere decir que sea ateo".

ORACIÓN
Gracias, Señor, porque esta tarde,
en tu Pan y en tu Palabra,
nos has entregado tu vida y tu presencia.

Tú, el Maestro y el Señor,
 te has puesto a nuestros pies
para hablarnos de amor y de servicio.
Esa es tu grandeza y será la nuestra
si sabemos imitarle y servir a los hermanos.

Gracias, Señor, por pedirnos que te recordemos,
para ser, en torno a tu mesa, una comunidad viva.

Gracias, Señor, porque compartir tu Eucaristía
nos alimenta para compartir la vida,
en entrega confiada y amorosa
a ti y a los hermanos que nos has dado.

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